La pasión según G.H.: la soledad como viaje

La pasión según G.H es una obra de teatro que tiene como protagonista a una mujer burguesa que un día, luego de que su mucama se va, decide entrar al cuarto que fue suyo. Una G.H organizada, verborrágica y profundamente irónica no puede dar cuenta de lo que ven sus ojos al abrir la puerta: el cuarto está vacío, tan pero tan limpio que no hay nada que ella pueda hacer. Ninguna pelusa, ningún mueble fuera de lugar, ni siquiera la cama deshecha con las sábanas sucias. Este suceso, que en la mente de G.H representa un auténtico aturdimiento, la hace entrar en un fluir de conciencia en el que se cuestiona todo: por qué es de una clase social a la que no termina de pertenecer, es artista profesional o amateur, está realmente sola o tiene, como ella dice haberse inventado, una vida bastante coherente, cómoda, es mediocre, acaso fue buena con la mucama, es, en todo caso quizá, una mujer que tiene todo pero está triste.  

El monólogo que la protagonista articula con la expresión corporal y el escenario que no es más que un rectángulo vacío, construyen una soledad palpable que muchas veces no parece más que locura. Sin dejar de hacer uso de un humor filoso, G.H empieza a narrarnos, de forma desordenada y alternada, reflexiones, momentos de su vida, un poco de aquí y de allá; vemos de a poco cómo esa mujer que en un principio era una verdadera patrona adinerada, con el transcurso del tiempo empieza a deshacerse en dudas, angustias y arrebatos. Se le arruga la ropa, corre, se saca los zapatos. Después vuelve a la calma y continúa narrando sus preocupaciones. Así permanecemos cada vez más inmersos en esta historia que G.H elige contarnos con la lógica de los pensamientos: todo lo escupe como lo piensa. Esa espontaneidad que sale de su boca hace que por momentos ella, el escenario, les espectadores, todo parezca en un embudo que siempre está a punto de decantar. Pero no, G.H continúa reflexionando sobre la vida que supo construir y que a menudo no la identifica. La pregunta que resuena de fondo es ¿quién soy yo? Y como no hay nadie que responda, ni siquiera ella misma, habla con el único ser vivo que ha encontrado en la habitación de la criada: una cucaracha. 

La puesta en escena multimedial que intercala proyecciones con el propio cuerpo actoral de la actriz, Mercedes Fraile, nos sumerge en el mundo interior de esta protagonista que no deja de tener hambre del afuera, de lo que pasa más allá de la ventana de su propia comodidad. Junto a la dirección de Marcelo Velázquez, esta obra retrata a la perfección lo que fue y todavía es el universo complejo y desembocado de Clarice Lispector.

Por Camila Miranda De Marzi

Arte por Matilde Néspolo

La obra de teatro la dan en El portón de Sánchez,

Sanchez de Bustamante 1034, Almagro, Buenos Airtes.

Las funciones son los domingos a las 18 hs.