Dionisio, el elemento húmedo, nos da de beber. / Él nos enseña cómo extraer licor de las uvas./
El vino es un escape del dolor, /un desliz en el sueño/un refrescante olvido de los cálidos dolores del día/
¿Qué mejor cura para ser humano?/(…)Aun así, ¿esta es la divinidad de la que te quieres reír? /
¿Por qué?*
Sumergirse en una lectura siempre es asumir que vamos a ingresar a un mundo distinto, un universo plagado de sus propias normas, su propia idiosincrasia y que, para dejarnos emboscar por ese nuevo sentido, debemos bajar nuestras defensas. En Bakkhai, de la editorial chilena La Pollera y con traducción de Bernardita Bolumburu, la nueva versión de la tragedia que Eurípides escribió allá por el 409 a.C. de Anne Carson, esto no ocurre tan solo una vez, sino tres: del griego hacia el inglés y desde el inglés hacia el castellano. Tres sentidos se amalgaman, intercambian significaciones, las adaptan al sistema de signos lingüísticos que conforma la lengua.
La apropiación y la reinvención son movimientos que se han visto vapuleados culturalmente; esta resignificación ingeniosa de la poeta, ensayista y docente universitaria es la última prueba, la última esperanza para que se deje de hablar de plagios o cosas del estilo que una Kodama cualquiera trataría de derribar a través del sistema judicial. Por suerte, en nuestro país, estas cosas ya tienen precedente y quienes formamos parte del mundo de la escritura lo tenemos más que claro.
Esta nueva versión tiene el mismo objetivo que Eurípides tuvo en su momento: abrir el sentido, la percepción, dejarnos sumergir en esas obras que formaron, sin esperarlo, toda la infraestructura de lo que sería la palabra occidental. Esta experiencia de lectura que nos propone Carson derriba casi 2.500 años de distancia y lo hace con una exquisitez que solo la referente norteamericana podría conseguir. Y es que reconquistar estos espacios abre temporalidades, espacialidades, confirmando lo que ya sabido: lo clásico es clásico por algo.
En la contratapa del libro, la escritora señala lo siguiente acerca de Eurípides: “Las Bacantes es su obra más subversiva: cuenta la historia de un hombre que no puede admitir que preferiría vivir en la piel de una mujer, y un dios que parece combinar todas las sexualidades en una única ruinosa demanda de adoración”. Esta obra, por supuesto, no fue aceptada en su momento, indignando a quienes se hacían llamar críticos, pero que, en realidad, tan solo no aceptaban lo holístico, lo complejo, lo mutante de la condición humana.
Dionisio, acompañado de las bacantes, destruye el reino instaurado poniendo en tensión la potencia del caos, y exige el reconocimiento que cree merecer sin importar el costo. La vigencia de las problemáticas establecidas en esta tragedia griega se actualizan página a página. La destrucción como ley no se distancia tanto de las luchas actuales, ni del arte de la traducción, que para crear debe primero romper.
La fina tarea de hilar palabras que se propone una de las poetas más trascendentales del SXXI tiene un objetivo: acercarse lo más posible al griego antiguo a través del inglés, a qué fue lo que Eurípides quiso asentar, aventurando a quienes leen a participar de la lingüística y su infinita reinvención. No dejemos de hablar tampoco de la increíble precisión de Bolumburu, que apunta, dispara y da justo en el centro de lo traducido, en primer lugar, hacia el inglés, donde Carson recupera no solo una capa que se fue erosionando con el paso de los años, sino que acepta lo sonoro del mundo dramatúrgico y lo posiciona en un plano que, más que nunca, cuestiona todo lo que se le pasa por delante.
Orlando, de Virginia Woolf, es otra de esas obras que se enmarca en este sentido: violentada, escondida por su aceptación a temas que atraviesan los feminismos hasta el día de hoy, esta novela, que fue tachada de underdog, de incomprensible, de esquizofrénica, hoy es considerada una de las más trascendentales de la narrativa universal. Esta apuesta de Carson, que vuelve sobre una obra consagrada para recuperar su esencia filosófica y rupturista, hablando desde el punto de vista literario, es no solo un all in que revoluciona, sino que nos recuerda que mantener las puertas abiertas hacia los géneros y los estilos es necesario para que el allanamiento que lo institucionalizado busca instaurar desde sus espacios de poder de manera constante no cope el legado literario.
Adentrarnos en esta nueva traducción de la editorial chilena ya no es algo opcional: se convirtió en un deber del 2021.
Por Ana Clara Chanvillard
Arte por Matilde Néspolo
*Dionysos, the wet element, gives us drink./He showed us how to press liquor from grapes.
Wine is an escape from grief,/a slip into sleep,/a cool forgetting of the hot pains of the day./
What better cure for being human?/(…) Yet this is the divinity you want to laugh at?/
Why?