Ariana Harwicz: del libro al escenario

Después de Matate, amor y La débil mental, Precoz se convierte en la tercera novela de Ariana Harwicz en ser adaptada al teatro. Protagonizada por Julieta Díaz y Tomás Wicz, con adaptación de Juan Ignacio Fernandez y dirección de Lorena Vega, la obra se presentó por última vez el pasado fin de semana y augura una exitosa reposición para el próximo año.


Esta obra, cierre de una trilogía involuntaria, también está atravesada por las temáticas que conforman el universo de Harwicz: la maternidad, el deseo, y la desesperada búsqueda del amor, en un escenario marginal y hostil.
La transición del libro a la puesta en escena, como en ocasiones anteriores, no dejó afuera a la autora: “yo no vi la obra entera, pero por supuesto que conozco y estuve en absolutamente todo el proceso de gestación, llevado a cabo y plasmación ,vi videos y fragmentos y estuve tanto en ensayos virtuales como físicos, en el teatro mismo. Si bien la obra no la vi, todo lo demás es como si lo hubiera vivido, vía satélite pero estuve ahí.

Hay una conexión muy grande con la obra, muy profunda, muy real, y estoy muy conforme porque lograron algo extremadamente difícil hoy en día y siempre, que es lograr una sutileza, lograr una obra que no reduzca las posibilidades de comprensión, que no suprima la ambigüedad, que no haga como una especie de reducción al absurdo ideológica sino todo lo contrario.”


Para Ariana lo importante es salir de la alienación “siempre pensar contra la doxa, pensar contra sí mismo, pensar contra el texto, pensar con los sentidos ya establecidos, como ya asentados. Cualquier obra que proponga la alineación a mí no me interesa”. Casi todo el texto de la obra es suyo, es decir que no se modificó el texto sino que hubo un trabajo muy bien logrado de adaptación, pero el parlamento es el mismo “no es una obra alienada y yo eso lo felicito, lo celebro”, dice Ariana.

La idea de llevar Precoz, obra que la autora define como “poema lúgubre” surge de una charla con Florencia Monfort, escritora amiga suya. Y no sorprende que las adaptaciones sigan surgiendo porque, como ella misma dice sobre sus libros “tienen tanta teatralidad extrema,  tanta dramaturgia en su poder de síntesis, en su tragicidad, en su plasticidad, en su puesta en escena, son tan teatrales, que es como si el destino fuera el teatro”.

En tus obras la maternidad y el deseo parecieran ser un monstruo de dos cabezas, no logran ponerse de acuerdo y bordean la locura ¿sentís que es así? ¿por qué creés que es una temática recurrente y te convoca?

Es una pregunta compleja. Esto del cuerpo de dos cabezas o dos cuerpos y una cabeza, todo ese tipo de deformidades o monstruosidades que lo veo tanto en la pintura, y que tiene que ver tanto con como yo creo mis personajes. Justo estaba pensando en La débil mental, en esa madre hija como el cuadro de Frida Khalo en el que una mujer está pariendo a un bebé que la pare a ella, y todas esas alusiones a las mujeres siamesas, a los cuerpos cosidos, pegados, y sí, todos mis personajes tienen como algo así, bipolar, no lo digo desde el punto de vista clínico, del diagnóstico, sino como algo profundamente bi: binario, bisexual, bipolar. Escribir es tener dos cerebros, mínimo.
Sí, el entramado político y dramático que se arma en mis novelas es cierto que tiene que ver con maternidad y locura, maternidad y deseo, o maternidad/deseo que conduce a la locura, porque creo que ahí hay un conflicto no resuelto imposible de resolver, aporético, que es ese choque de fuerzas del deseo erótico sexual, de la líbido, el sexo como vehículo para vivir. En mis novelas siempre el sexo es como una rabia, como algo desatado que supera los genitales, no tiene nada que ver con la eyaculación y lo genital. El deseo es como unas ganas de matar a todos, de rebelarse, de aniquilar, de salir de la familia, de la sociedad, como algo anárquico, y ese deseo entra en eclosión con la maternidad, la necesidad de darle amor a alguien, de protegerlo, de darle infancia, cuidarlo del mundo, de la fealdad, del horror, así que sí, de esa eclosión salen mis libros, de esa ecuación también.


En varias entrevistas hablás acerca del daño que la corrección política le hace al arte ¿crees que con Precoz hubo alguna repercusión del tipo “cancelable”? 

Con respecto a la cancelación, ahí está dada en sí misma la negación, la cultura de la cancelación: la culta cancelada/la cancelación de la cultura, en la misma frase está dado el sentido opuesto, no hay cultura de la cancelación, es que no es cultura eso o es la cultura del terror, del totalitarismo, de la opresión. Me parece que cada vez es peor, yo creo que en Europa se ve peor que en América Latina, siento que es más asfixiante, o tengo otra lucidez y soy más crítica porque lo veo con una mirada mucho más aguda. No digo que no suceda en América Latina, sucede mucho y en Estado Unidos ni hablar, es el imperio de la cancelación, pero en Europa es terrible y lo digo estando desde adentro, voy a los festivales de países muy distintos, culturalmente, políticamente. La idea es que como tenemos todos miedo de ser acusados (y eso es típico del terror comunista) de racistas, de xenófobos, de misóginos o de islamofóbicos, es decir todas las fobias ¿no? Como tenemos miedo de ser acusados de alguna de esas cosas, entonces nos contenemos, nos cuidamos, nos auto censuramos tanto las redacciones de los diarios, de las revistas, los dibujantes, los cineastas, los escritores, porque tiene miedo a la muerte social y la muerte social hoy en las redes es ser un paria,  entonces hay como una especie de amenaza tácita, estamos todos siendo amenazados, y el que cae en la boleada es expulsado. Es muy doloroso, hay gente con mucho miedo, algunos se suicidan. Eso es lo que está pasando hoy, que no tiene nada que ver con las conquistas sociales, con haber conquistado una cierta libertad. 

¿Cómo fue realizar la adaptación de tu propia obra y cómo sentiste el trabajo a dúo con Lorena Vega?


En este caso estuvo trabajando Juan, que fue quien hizo la adaptación, pero digamos que yo tengo otro modo de adaptar mis textos que es en el diálogo constante, absoluto, totalmente, tanto con la actriz como con el actor, con la directora, con las productoras, la vestuarista, estoy totalmente involucrada a todo nivel con la obra, conceptual, artístico y sentimentalmente, entonces a nivel técnico yo no participé del recorte de la adaptación, pero sí en todos los otros aspectos de la obra y en un acompañamiento permanente de una opinión, mandandoles música, cuadros, ideas, asociaciones, etc.
Con Lorena Vega el trabajo fue maravilloso porque tiene mucho talento entonces se puede pensar sin prejuicio, se puede tratar de pensar siempre en mejorar la obra, en nunca quedarse con lo dado, en hacer ese trabajo que es lo más difícil: ir al encuentro de personajes que son complejos y son a la vez una cosa y lo contrario.

¿Vamos a ver tus obras en el cine?

Sí, sería extraordinario ver mis obras nacer de vuelta pero en versión cine. 

Por Lala Sosa