El corazón del daño, María Negroni

“Mi madre: la ocupación más ferviente y más dañina de mi vida.

Nunca amaré a nadie como a ella”.

Este libro es una autobiografía y un ensayo íntimo, un largo poema narrativo, una indagación en la infancia y en la literatura, una novela y, sobre todo, un viaje a través del tiempo con idas y venidas, digresiones, fugas. 

María Negroni se remonta a su infancia, vuelve a ser una nena que busca respuestas: “Soy, acaso, esta larga y lenta mirada de la niña que fui, sobre el centro radiante de la incomprensión”.

La autora narra su propia vida para entenderse y para entender a su madre, consciente de que escribir es “agotar el decir para llegar más rápido al silencio”. Oxímoron infinito: hablar a pesar de que eventualmente va a quedarse muda. 

En este libro hay imágenes que, como cápsulas, encierran recuerdos que estallan de golpe: el olor a kerosén de la casa de la infancia, la madre frente al espejo y sus ataques de asma, el miedo a los perros, los celos hacia la hermana menor, la lectura como refugio.  

Susan Sontag: “Quien no tenga madre, tendrá libros”.

El corazón del daño es un recorrido por la vida y los textos de Negroni, casi en paralelo, como si fueran inseparables, porque “en la escena de la infancia, está el mundo”.

Un libro que es a la vez declaración de amor y odio. ¿Quién es la madre? El origen, el centro, la causa de todo. El corazón del daño.

“mujer hermosa – beba de pecho – ser insufrible – niña vieja – anciana mucho – alma invisible”.

¿Y la hija? Escritora reconocida, directora de una maestría en Escritura Creativa, académica, poeta, traductora, ensayista, coleccionista de curiosidades y adicta a las enciclopedias. Sobre todo, es mujer que quiere que su madre esté orgullosa de ella.

“Nunca sabré por qué mi vida no es mi vida sino un contrapunto de la suya, por qué nada de lo que hago le alcanza”.

Como Autorretrato, de Édouard Levé, o Me acuerdo, de Joe Brainard, este libro es la propia vida despedazada. El texto se construye con las ruinas del recuerdo, con frases breves que expresan instantes y dudas, gestos que se congelan para siempre en la memoria.

“En una escena interminable, la veo maquillarse en el baño. Un hechizo de ver esa mujer”.

¿Hay una forma más descarnada de narrar la propia vida si no es haciéndola pedazos? Una poética de lo fragmentario que deja que los restos hablen. 

“Una autora intransigente frente a su propia infancia amada y desastrosamente rota”.

Negroni se niega a construir una autobiografía cronológica y lineal donde una acción desemboca en otra y la historia de una vida cobra sentido en la ficción. Este texto asume el hecho de que, por fuera de la literatura, la vida casi nunca tiene sentido.

El corazón del daño también es una reflexión sobre la literatura y sobre qué significa escribir. Se citan frases de Clarice Lispector, Alejandra Pizarnik, Juan Gelman, Marguerite Duras, en un intento de entender lo inentendible, de acercarse al núcleo, hasta quedarse sin palabras.

Pessoa: “La vida perjudica la expresión de la vida. Si viviese un gran amor, no podría contarlo”.

En el vínculo con la madre hay amor, fascinación, obsesión, miedo, rechazo, distancia. Sentimientos extremos y contradictorios: “El odio es lo que parece: un amor herido”.

Se sabe que el corazón es el órgano más importante del cuerpo porque le lleva sangre a todos los demás.

Si deja de latir durante más de cinco minutos, el cuerpo muere. 

Madre: la que da vida y, también, la que tiene el poder de destruirla.

Por Sofia Leibovich