Conjunto vacío

Conjunto vacío es una novela fragmentada, experimental, que cuenta la historia de Verónica, una joven que acaba de separarse. A primera vista parece un relato de desamor como cualquier otro, y quizá en algún punto lo sea, pero este personaje que linda entre la soledad y el vacío tiene una forma muy particular de contarnos su vida: mediante dibujos. Las páginas están llenas de formas, círculos, cuadrados y puntos hechos a mano que muestran o describen lo que dicen los párrafos. Este recurso distinto para contar una historia, nos muestra cómo se desplazan los personajes por la narración y por la página, si mutan, si cambian de estado, qué sienten, qué les hace mal. 

La historia de la protagonista parte de una ruptura amorosa que la lleva a reencontrarse con lugares de su pasado. En esa transición que implica reconfigurar la rutina, Verónica debe volver a su antigua casa, el Bunker, como ella lo llama, ponerse en contacto con su hermano; retornar a pensamientos que parecía haber dejado atrás. Entre los diferentes estados que la invaden, el más recurrente es pensar en la ausencia de su mamá. Esta figura atraviesa todo el relato como una presencia que no termina de irse pero tampoco está. Una ausencia que Verónica escucha, siente, huele, pero nunca consigue ver. De forma paulatina y desordenada, como solo una historia de ausencias puede contarse, nos enteramos qué pasó con la madre, una exiliada política de la dictadura argentina. 

El libro propone un rompecabezas que les lectores debemos reconstruir. Además de la continuidad de las páginas, los fragmentos aparecen alterados, en un orden inverso o distinto. Muchas veces se nos presenta primero el desenlace, luego el comienzo; quizá conocemos a un personaje en el final de la anécdota y páginas más adelante reponemos el contacto inicial que tuvo con Verónica. 

La autora del libro es Verónica Gerger Bicecci, una artista visual mexicana que junta estas dos disciplinas, la escritura y el dibujo, para hacernos atravesar una experiencia de lectura distinta, más lúdica, visual. Los sentidos, y no solo la vista, entran en juego. Hay un manejo de la página en blanco, de los espacios que dejan los párrafos entre sí, de cómo el objeto libro se pone a disposición de la historia que se está contando que resulta además de original, sorprendente por la forma que encuentra de utilizar tan variados materiales.

Por Camila Miranda De Marzi

Arte por Van Arce