La piel curtida del verano: primer poemario de Julia Leggiero

La piel curtida del verano (2021), primer poemario de Julia Leggiero publicado por Hexágono Editoras, es un cuerpo al sol repleto de experiencias a punto de ebullición. A partir de una poesía de la epidermis, la corporalidad asume un rol nuclear en los poemas. Con el romance de por medio, las referencias íntimas, la dualidad entre Argentina y Uruguay y la herencia materna, Leggiero construye una voz enamorada del pasado desde la quietud veraniega.

El título de este poemario es la síntesis perfecta de su contenido. La piel curtida es una unidad de reflexión que busca la vivencia sobre el órgano más grande del mundo, tanteando esa tierra de manchas, rasguños y cicatrices. Una poesía que, a través de un ritmo desanimado, una mente intensa y melancólica, vuelve una y otra vez al recuerdo agotador; no obstante, la voz no aborda estas escenas frustradamente, sino con plena paz, con calma de elección.

Para acceder a la experiencia, se acerca al tacto, a los olores, los fluidos, las marcas. Son amores, sufrimientos, decepciones, que se escenifican en una intimidad arrasadora, pero también silenciosa. La voz, que escribe con ritmo acelerado que hace devorar este libro sin pensarlo, expone la piel y se pone al desnudo tanto física como mentalmente: revela sus obsesiones sin temblores en la mano, sin tabúes ni tapujos. A la segunda persona en los poemas se le escribe con la pasión acartonada del pasado, pero con deseo. El antes es un palacio contradictorio, pero hermoso. El amor se encuentra en la atención al detalle cotidiano, al murmullo que se pierde con el transcurso de los días, pero el presente es una zona nublada, un punto de fusión entre todos los tiempos. El recuerdo se convierte en un ahora confuso y tranquilizador. Amor, dolor y palabra pierden temporalidad: siempre es verano.

Esta primera entrega de Leggiero nos presenta a una poeta que posee una mirada, registro y recursos particulares atravesados por la femineidad más clásica que a más de una feminista radical le daría urticaria: una mujer que versa sobre sus amores hombres y se posiciona como ama de casa, compañera, copiloto. Volviendo sobre lo que una vez idealizó, revela la imposibilidad de lo impoluto en las relaciones al resignificar y revolver esos fragmentos de lo que, una vez, fue discurso amoroso. Revela, además, el aspecto más tribal de la figura mujer: los rituales que comparten un denominador común a la hora de perseguir al objeto de deseo.

En esta obra, el verano es ese recorte espacio temporal donde el cuerpo se abre por el calor hacia el desenfreno. Siempre se recuerda de forma distinta esa intensidad, que en Leggiero toma forma de postal sobre el amor ganado, perdido, entre paredes sudadas, restos del desayuno, sol por la ventana. Un romanticismo pegajoso literalmente, entrañable y creíble. Esperamos leer qué más sabe mirar con tanta lucidez esta, y futuras voces posibles.

Por Ana Clara Chanvillard y Julieta Henrique

Arte por Van Arce